Impulsos y Homeostasis

 

 Cuando las personas sufren alguna pérdida en los requisitos biológicos fundamentales para el organismo (p.e. agua), se produce un impulso para obtener ese elemento (p.e. el impulso de sed). Solemos resolver ese impulso con un comportamiento que reduce la necesidad que subyace al mismo (p.e. bebiendo agua). Esta reducción del impulso representa el refuerzo suficiente para que se produzca el aprendizaje y en el futuro tendamos a hacer lo mismo.

 Por tanto, las teorías de reducción del impulso encuentran la razón del comportamiento en el principio de homeostasis, proceso por el cual una persona o animal trata de mantener un nivel óptimo de funcionamiento biológico compensando las desviaciones de su estado interno, estable, balanceado. Desde esta aproximación pueden explicarse razonablemente bien algunos motivos biológicos básicos como el hambre, la sed y el sueño, pero no otros como el sexual, que trataremos más adelante. Dos son los autores representativos de las teorías del impulso o la pulsión para explicar la conducta humana, su motivación: Freud y Hull.

 

Para estos científicos de la pulsión, la secuencia motivacional sería: necesidad-pulsión-conducta. El surgimiento de una serie de necesidades genera una pulsión, una fuente de energía para actuar. En general las distintas teorías de la pulsión aceptarían que la pulsión a).- se produce por la perturbación de las necesidades fisiológicas. b).- tiene un efecto energizante sobre la conducta y c.- su reducción tiene efectos reforzantes favoreciendo el aprendizaje. Resulta muy adaptativo que resulte gratificante el terminar con las necesidades biológicas. Asegura que la conducta adecuada para satisfacer las necesidades se repetirá en el futuro. Ejemplos de estas teorías son la de S. Freud (1915) y la de C. Hull (1943, 1952).

Hull entiende la PULSIÓN (impulso) como una reserva de energía compuesta por todas las alteraciones fisiológicas presentes en ese momento (necesidad de alimento, agua, sexo, sueño, etc.). Para Hull existe una única pulsión, una fuente de energía general. Con respecto a otras teorías como la de la voluntad o el instinto supone un avance puesto que considera que podemos estimar si existe "pulsión" en función de condiciones ambientales antecedentes. Ej.: tras 72 horas de privación de alimento se tendrá hambre.

La pulsión activa, energiza la conducta pero no determina la dirección que esta toma. La dirección es una u otra en función del hábito (aprendizaje E-R). Por tanto esta teoría de la pulsión recoge el papel del aprendizaje, aspecto olvidado en otras teorías de la pulsión como la de Freud.