Teorías principales

Estas teorías se basan en la fisiología, las cogniciones y la interacción de factores físicos y mentales: la primera teoría explica las emociones únicamente desde la fisiología (Teoría de James, 1884 y Lange, 1885),la segunda desde las cogniciones y la tercera basa su teoría en la interacción de ambas.

 

1. Teoría de James (1884) y Lange (1885)

Sugieren que basamos nuestra experiencia de la emoción en la conciencia de las respuestas fisiológicas o sensaciones físicas a los estímulos que provocan la emoción, tales como el aumento de nuestro ritmo cardíaco y los espasmos musculares. Esto es que la emoción surge de la interpretación de nuestras respuestas fisiológicas. El cuerpo viene antes, después la mente.

 

2. Teoría de Cannon (1927) y Bard (1938)

Estos autores destacan que las emociones están formadas tanto por nuestras respuestas fisiológicas como por la experiencia subjetiva de la emoción ante un estímulo.

 Todas las reacciones físicas son iguales para diferentes emociones, en base (únicamente) a las señales fisiológicas no podríamos distinguir una emoción de otra. Esto es las respuestas fisiológicas y la interpretación mental se dan a la vez.

 

3. Teoría de los dos factores (Schachter-Singer, 1962).

 

Esta teoría mantiene que las emociones son debidas a la evaluación cognitiva de un acontecimiento, pero también a las respuestas corporales. La persona nota los cambios fisiológicos, advierte lo que ocurre a su alrededor y denomina sus emociones de acuerdo a ambos tipos de observaciones.

 

Lázarus y el “appraisal” cognitivo como eje central de las emociones

Para muchos psicólogos contemporáneos, la cognición juega un papel causal, central en la emoción.  Lazarus es uno de los más importantes ponentes de la teoría de la apreciación o evaluación cognitiva (appraisal). Para él, las emociones surgen cuando juzgamos que una situación o encuentro tiene significado personal, que puede ser beneficioso o perjudicial para nuestro bienestar actual y para nuestros objetivos futuros. La evaluación implica un juicio sobre lo que esa información significa. La información de que alguien nos ha amenazado o insultado, por sí misma, no genera en nosotros una emoción. Si la amenaza viene de un niño que juega en un parque con una pistola, no sentiremos miedo, pero si viene de alguien a quien consideramos muy peligroso, nuestra respuesta probable será de miedo. Por lo tanto nuestras emociones son el resultado, no de la situación objetiva en la que nos encontramos, sino de nuestra evaluación de esa situación en relación a nuestras necesidades, deseos y recursos. Lazarus distingue dos niveles de evaluación cognitiva. En la evaluación primaria, evaluamos si lo que está pasando es relevante para nuestro bienestar personal -cómo el evento puede afectarnos-; en la evaluación secundaria, evaluamos nuestras opciones y recursos -cómo podríamos manejar el problema-. Lazarus utilizó el concepto de evaluación para referir que no sólo realizamos evaluaciones generales iniciales de bueno/malo sino también evaluaciones específicas de lo desafiante, amenazante, de una situación. Cada emoción, en este sentido, implica un tipo de evaluación. Este tipo de evaluaciones más específicas producen emociones igualmente específicas.   El esquema de Lazarus recoge la secuencia Estímulo-Evaluación-Emoción, indicando además que cada emoción se caracteriza por disponer de su propio tipo de evaluación, su propia tendencia a la acción y su propia expresión.

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